Real Monasterio de Santa Clara
Construcción declarada Bien de Interés Cultural el 3 de junio de 1931.
Hacia 1340, Alfonso XI, para conmemorar su victoria en la batalla del Salado y fascinado por la arquitectura musulmana, promovió la construcción de un palacio mudéjar en Tordesillas. Su hijo, Pedro I, continúa la construcción del edificio, en el que aloja a su favorita, María de Padilla.
En su testamento otorgado en 1362, Pedro I, dona la villa a su hija la infanta Beatriz, a quien ordena que convirtiera el palacio en un monasterio que albergara monjas de la orden de Santa Clara, por lo que hubo que adaptarlo a las nuevas necesidades monacales.
En consecuencia, el actual Convento de Santa Clara es una mezcla de estilos comprendidos entre los siglos XIV y XVIII, e incluso del XII y del XIII, ya que el antiguo recinto mudéjar se levanta sobre la estructura original de otro palacio anterior, del que se tiene una única noticia de tiempos de Alfonso VIII, rey que en 1169 declara libres de todo pecho los palacios que su tío Raimundo de Borgoña posee en Tordesillas.
El único vestigio conservado del primer palacio es la Capilla Dorada. Esta cronología anterior la confirma su estructura arcaizante de origen taifa. Arcos apuntados-lobulados y arcos de herradura recorren los muros de la capilla. Estos arcos ciegos conservan en su interior restos de pintura mural gótica y un Calvario del siglo XVI.
La capilla está cubierta con una cúpula semiesférica, con planta de dieciséis lados, que descansa sobre trompas y decorada con elementos de lacería. El nombre que recibe se debe a la azulejería original que cubría los muros y la cúpula, en la actualidad esta ha desaparecido.
El resto de la edificación palaciega se construyó fundamentalmente a mediados del siglo XIV. Una espectacular construcción con amplias estancias que se organizan en torno a un patio central, para cuya construcción se hizo venir a artistas desde Toledo. Se conservan entre otras cosas la portada del antiguo palacio, el vestíbulo, el patio de entrada, restos estructurales y decorativos de yesería, etc.
La fachada del antiguo palacio está realizada en almohadillado de piedra y decorada según el gusto almohade, con paños de sebka, motivos de lacería, labores de ataurique, caracteres cúficos, etc. También encontramos incrustadas las llaves del Paraíso en cerámica vidriada verde, motivo muy usado en el mundo árabe como símbolo del poder de abrir y cerrar las puertas del cielo, además de dos lápidas con inscripciones dedicadas a la batalla del Salado.
El vestíbulo del palacio presenta planta cuadrada cubierta con bóveda de crucería del siglo XV, que apoya sobre ménsulas. Los muros están recorridos por arcos polilobulados que albergan fajas de yeserías policromadas mudéjares y restos de pinturas góticas de temática religiosa. Este lugar fue muy transformado y convertido en capilla cuándo pasa a ser un edificio conventual.
El Patio Árabe está porticado, dos de sus crujías están formadas por arcos lobulados y las otras dos por arcos de herradura. Las enjutas de los arcos están ricamente decoradas con yeserías de motivos vegetales o ataurique. Los muros están recorridos por un alicatado moderno, tras una restauración realizada entre 1897 y 1904. El alero y la techumbre son de madera.
En 1363 comenzaron las obras de adaptación del edificio para su nueva utilidad, lo que supuso una serie de obras que variaron totalmente su aspecto inicial. El gran patio central, “El Vergel”, se aprovechó como claustro, pero en el siglo XVII, el arquitecto Francisco de Praves comenzó a levantar un claustro clasicista que borra casi por completo todas las huellas del estilo mudéjar.
Entre el siglo XV y principios del XVI se construye la actual iglesia de estilo gótico, está realizada en ladrillo, con una sola nave dividida en cuatro tramos que se cubren con bóvedas de crucería simples y de terceletes. El presbiterio está cubierto con una espectacular armadura mudéjar de cinco paños, con planta ochavada, decorada con motivos de lacería y mocárabes, con el arrocabe formando arcos decorados con atauriques y en su interior, 43 figuras de medio cuerpo pintadas al temple sobre tabla atribuidas al maestro de la pintura del gótico internacional Nicolás Francés o a su taller.
Entre las capillas adosadas a la iglesia merece la pena detenerse en la capilla funeraria del Contador Mayor de Juan II, Fernán López de Saldaña, considerada uno de los conjuntos góticos más fastuosos de la provincia de Valladolid. Fue construida entre 1430 y 1435 para su enterramiento y el de sus familiares. La Capilla de los Saldaña está toda ella realizada en sillería de piedra, cubierta con bóveda de crucería con terceletes, en cuyas claves, aparece pintado el escudo de los propietarios. En dos de sus muros encontramos cuatro arcosolios apuntados ricamente esculpidos. Los restos mortales se encuentran sepultados en la cripta de la capilla, en donde estuvo también depositado el cadáver de la reina Juana I de Castilla hasta su traslado. También es de destacar el retablo que se encuentra en la capilla, las esculturas se atribuyen a talleres flamencos, mientras que la pintura es obra de Nicolás Francés, al que ya mencionamos al hablar de las pinturas que aparecen en la techumbre del presbiterio.
Separados del conjunto del monasterio, se sitúan los Baños árabes, relacionados estrechamente con los ejemplares islámicos de Andalucía y Levante del siglo XI, con estancias reguladas por agua y vapor de temperatura escalonada por el sistema de hipocausto. Se conservan cuatro salas, el cuarto frío o al-bayt al-barid que también serviría de vestuario, el tepidarium (cuarto templado), para baños templados y cuya amplitud permitiría también su uso como sala de descanso, y el cuarto caliente o al-bayt al-sajun. Todas las estancias cuentan con vanos en forma de estrellas de ocho puntas o de círculos, que servían para su iluminación y cómo respiraderos para los vapores. Destacan los dibujos que conservan los zócalos y las bóvedas de los tres primeros cuartos, empleándose sobre todo motivos de tipo geométrico, además de algunos elementos vegetales y animales.
A lo largo de los siglos este edificio ha sido testigo de importantes acontecimientos históricos: Los reyes Juana I y Felipe I tuvieron su primer enterramiento en la capilla de los Saldaña, Napoleón pasó la Navidad de 1808 junto a la abadesa María Manuela Rascón, en 1983 la iglesia de Santa Clara alberga la sesión constitutiva de las Cortes de Castilla y León...
En la actualidad sigue siendo un convento en el que viven ocho religiosas y por su importancia histórico-artística es considerado como uno de los mejores ejemplares mudéjares de Castilla y León.
El conjunto perteneciente a PATRIMONIO NACIONAL.